Las Pymes no pueden quedarse afuera de la ley que se sancione

Se estima que en nuestro país la economía del conocimiento genera 120.000 empleos y u$s 6000 millones de exportaciones, según datos difundidos con la promulgación de la Ley de la Economía del Conocimiento. Estas cifras considerando solo el conglomerado de grandes empresas dedicadas a software, telecomunicaciones y tecnología.
Permitámonos imaginar la fuerza impulsora de dicha ley si además de otorgar beneficios a grandes empresas y a start ups o emprendedores suma a las Pymes de los más diversos sectores industriales. Porque el futuro de las Pymes está marcado por una transformación progresiva que irá desde su estatus de industrias tradicionales a industrias con productos y procesos digitales incorporando conocimiento desarrollado tanto internamente (i+d) como en forma colaborativa con universidades y el sistema científico tecnológico.
En la Argentina, se estima que el 80% del empleo es generado por Pymes lo cual da cuenta del impacto económico y social que una medida beneficiosa para este sector puede significar superando el actual contexto de crisis y posicionar a la Argentina en el escenario mundial con una oferta exportable de alta calidad.
Por eso no debe inquietar la revisión sobre los alcances de la reglamentación de la Ley que está realizando actualmente el Ministerio de Desarrollo Productivo. Por el contrario, ampliar la base y perfil de empresas potenciales beneficiarias de la norma habla de una medida que permitirá lograr resultados de mediano y largo plazo más allá de las exenciones fiscales inmediatas, contribuyendo a una reconversión digital indispensable para mejorar la competitividad y productividad de la Argentina.
Electro movilidad, agroindustria, telemedicina, energías renovables, por citar solo algunos ejemplos, son nichos que deberán inexorablemente incorporar un nuevo patrón digital a su modelo productivo. Estos sectores, como la gran mayoría de las actividades industriales de nuestro país, también están conformados por una considerable cantidad de empresas pequeñas y medianas cuyo foco de negocios no es, todavía, la tecnología sino que ésta es un insumo para lograr una transformación digital que rejuvenezca la productividad y competitividad local e internacional.
Las políticas económicas de los países se orientan a la inversión en investigación y desarrollo tecnológico, educación, salud y en la constitución de sistemas nacionales de innovación como elemento fundamental para el desarrollo del país.
Las Pymes no podemos quedar fuera de una ley gestada para impulsar la Economía del Conocimiento donde la innovación y la competitividad van de la mano porque su implementación deriva en la creación de más puestos de trabajo con altas calificaciones y amplias mejoras en bienes públicos y privados.
Las Pymes, junto al complejo científico-tecnológico, somos protagonistas fundamentales de esa transformación digital y requerimos de políticas que alienten la inversión en investigación, tecnología y capital humano. De esta forma se lograrán resultados a mediano y largo plazo. Esperamos expectantes la revisión de la Ley Nº 27.506 para contar con nuevas herramientas que faciliten la transformación de las Pymes y su ingreso activo en la economía del conocimiento.
Fuente: El cronista.